PARQUE NACIONAL
GRAND TETON,
Wyoming — Durante la década que ha pasado desde la crisis
financiera los
responsables de implementar las políticas económicas, los
académicos y sus
opositores siempre se reunían en agosto para discutir
cuál podría ser la mejor
forma de volver a tener un crecimiento económico veloz. Este
año se dieron por
vencidos.
La agenda formal
y las
conversaciones en los pasillos de la conferencia anual, organizada por el Banco
de la
Reserva Federal de Kansas City, más bien se
concentraron en buscar
la manera en que no empeoren las cosas.
Los reguladores
financieros
alzaron la voz en contra de la desregulación. Los defensores del
libre comercio
consideraron que no se debía apoyar el proteccionismo. Jerome H.
Powell, un
gobernador de la Reserva Federal, advirtió sobre la posibilidad
casi impensable
de que Estados Unidos no llegara a pagar sus deudas.
La
política monetaria dejó
de ser el centro de atención. La conferencia es un
acontecimiento internacional
que atrae a ejecutivos de bancos centrales de todo el mundo y
normalmente se
concentra en esa línea de trabajo. Sin embargo, estos
funcionarios tienen la
sensación de que hacen lo que pueden pero el crecimiento sigue
siendo lento a
causa de problemas estructurales que requieren otro tipo de
intervenciones
políticas.
“Algunos
de ustedes volaron
10, 15 horas para llegar aquí, pero en su estancia solo han
escuchado hablar de
política monetaria”, bromeó Jason Furman, quien
fuera director del Consejo de
Asesores Económicos del presidente Barack Obama. Enseguida, se
abocó de lleno a
hablar de un tema no relacionado sobre los beneficios del gasto
gubernamental.
Tanto Janet L.
Yellen,
presidenta de la Reserva Federal, como Mario Draghi, director del Banco
Central
Europeo, dieron discursos que se concentraron en distintos asuntos de
la
política monetaria. Por su parte, Yellen habló de los peligros de la
desregulación
financiera; Draghi, de los peligros del
proteccionismo.
Las principales
economías
del mundo están creciendo por primera vez desde la crisis, pero
la expansión es
tibia y frágil.
La amenaza
más inmediata es
la apremiante fecha de vencimiento que tiene el congreso estadounidense
para
aumentar el “tope de endeudamiento” federal, con lo cual
permitiría que el
gobierno pidiera dinero prestado para pagar sus deudas. La deuda
federal se
reconoce ampliamente como la inversión más segura del
mundo e incluso una
interrupción temporal de los pagos podría provocar una
crisis financiera.
Los
líderes en el congreso
y los funcionarios gubernamentales insisten en que la
legislación necesaria se
aprobará antes de que el gobierno llegue a su límite de
préstamo en algún
momento de octubre, pero recientemente el presidente Trump
describió la
situación como “desastrosa”.
Powell, un
republicano que
ayudó a persuadir a su partido de aumentar el tope de
endeudamiento en 2011 y
2013, advirtió en un par de entrevistas a CNBC y Fox Business
que un
incumplimiento provocaría “un impacto de consecuencias
importantes para la
economía”. Es “algo que no necesitamos en este
momento”, agregó Powell de forma
inexpresiva, quien también enfatizó que la Reserva
Federal no protegería de
estas consecuencias a la economía.
Una gran parte
de la
discusión formal se dedicó al giro mundial hacia el
proteccionismo. La
tendencia destaca por la decisión que tomó el Reino Unido
de dejar la Unión
Europea y las amenazas que ha lanzado Trump de imponer restricciones a
las
importaciones. También se puede observar en una
disminución del comercio como
parte de la actividad económica global que se ha dado durante la
década
posterior a la crisis.
“A la
gente le preocupa
saber si la apertura es justa, segura y equitativa”,
señaló Draghi. Los
economistas llevan mucho tiempo predicando que el comercio entre las
naciones
es todo lo anterior y muchos de los presentes en la conferencia
perciben la
respuesta negativa como un problema de relaciones públicas.
En este
sentido, la
actividad comercial se ha convertido en un chivo expiatorio de asuntos
que
incluyen el declive de la fabricación en las economías
desarrolladas y el
aumento de la desigualdad en el ingreso. La evidencia sugiere que el
cambio
tecnológico ha tenido un papel predominante en la
reducción del empleo en las
fábricas; en comparación, la globalización es un
participante menor.
Alan Blinder,
un economista
de la Universidad de Princeton, señaló que la gente suele
aceptar la pérdida de
empleos que atribuyen al cambio tecnológico, pero le enfurece la
que atribuyen
a las políticas comerciales. Los efectos económicos son
fundamentalmente los
mismos; las consecuencias políticas son extraordinariamente
distintas.
Citando al
padre fundador
del análisis económico del comercio, Blinder
mencionó lo siguiente: “Los
economistas creemos que hace 200 años David Ricardo tuvo
razón en casi todo,
pero muchos creyeron que se equivocó terriblemente y en 200
años no los hemos
podido convencer”.
No obstante,
hay una
montaña de evidencias cada vez mayor que demuestra que los
economistas también
le han restado importancia de manera significativa y sistemática
a las
perturbaciones que ha tenido el aumento del comercio en los
trabajadores, en
particular en los de las fábricas, sus familias y sus
comunidades.
“Las
opiniones negativas de
la globalización no surgen porque la gente dude de los
beneficios generales del
comercio”, afirmó Nina Pavcnik, profesora de
Economía en la Universidad Darmouth.
“Estas reflejan que la actividad comercial hace que algunas
personas se vuelvan
más pobres”.
La idea de que
las naciones
desarrolladas deben concentrarse en cosechar los beneficios de la
actividad
comercial y después preocuparse de compensar los costos ha
producido enormes
beneficios, en particular para los más acaudalados… pero
está lejos de
compensar los costos para los trabajadores.
Peter Schott,
un economista
de Yale, señaló que los investigadores necesitaban
entender por qué los
trabajadores habían tenido problemas para encontrar trabajos
nuevos. A pesar de
que la crisis del aumento de actividad con China fue algo que
pasó una sola
vez, Schott comentó que ese tipo de investigación
podría dar forma a políticas
públicas que sirvan a los trabajadores que desplazaron otras
crisis, como la de
la tecnología mejorada.
Yellen
dedicó el discurso
principal de la conferencia a defender con cautela los cambios que se
realizaron después de la crisis financiera, cuyo objetivo fue
mejorar la
resiliencia del sistema financiero de Estados Unidos. La
administración de
Trump está presionando para que ese nudo se afloje y Yellen
advirtió que solo
los cambios modestos podían ser buenos para la economía.
“Aumentar
la resiliencia
ayuda a que los bancos y otras instituciones financieras realicen
préstamos,
para que haya crecimiento económico en épocas de
prosperidad y cuando no lo
sean”, mencionó Yellen. Draghi tocó el mismo tema
al final de su participación:
“Nunca es un buen momento para tener una regulación
laxa”.
Incluso los
manifestantes
que estaban reunidos afuera de la conferencia cambiaron el tono: el
grupo
liberal Fed Up se fundó hace cuatro años para exhortar a
la Reserva Federal a
que buscara un crecimiento económico más veloz. No
obstante, este año, sus
miembros se pusieron “pelucas de Yellen” y organizaron un
mitin en apoyo al
segundo periodo de la presidenta.
El periodo de
cuatro años
de Yellen como presidenta de la Reserva Federal termina a principios de
febrero, y Trump ha mencionado que está considerando remplazarla.
Los
manifestantes dijeron
que no estaban satisfechos con la recuperación económica.
El porcentaje de
adultos estadounidenses que no tienen trabajo es más alto que
antes de la
crisis y las cifras han empeorado entre las minorías. El
crecimiento salarial
sigue siendo débil.
Sin embargo,
les preocupa
que la salida de Yellen empeore la situación; un nuevo
presidente de la Reserva
Federal podría estar interesado en aumentar más
rápido las tasas de interés.
También creen que, al haber menos regulación, hay un
riesgo a largo plazo de
otra crisis económica.
“El
trabajo de Yellen no ha
terminado”, comentó Apryl Evelyn Lewis, de 34 años,
de Charlotte, Carolina del
Norte. “No coincido con las decisiones que tomó la Reserva
Federal hace poco de
aumentar las tasas de interés. Pero la tendencia de Yellen a lo
largo de los
años demuestra que, en general, le importan las personas como
yo”.